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Ilustración: The big one Susón Aguilera |
Me duele confesarles queridos lectores que en esta última historia han sido
engañados, por mucho
que se empeñen en hacer uso de la palabra responsabilidad y de que no existiese
obligación, bla, bla, bla…
Me duele, y mucho, pues no es mi intención aquí atacar al autor ni
desilusionar a sus seguidores. Pero ¿Qué tan amarga es la sensación de ser
conocedor de la verdad y ver como a tu alrededor ésta es maltratada y
deformada? Aunque la
realidad fuese otra y esta era que la familia tenía que adaptarse a las
necesidades, porque es que realmente teníamos mucha responsabilidad. Que ya lo
he dicho antes, pero que es cierto.
Como comprenden mi sentimiento y no me gustaría dejarles con el amargor de
desconocer la versión real, me dispongo inmediatamente a explicar los
acontecimientos sucedidos hace tanto tiempo pero que, sin embargo, continúan en
mi cabeza tal como los presencié en aquel momento. Tanto tiempo, tanto tiempo, si apenas han pasado 15 años.